Anteriormente pudieron leer la Primera y Segunda parte de cómo me inicié en esto de los blogs (Y si no lo han hecho les sugiero empezar por allá). Quiero ahora compartirles la tercera parte para poder contarles lo que estoy haciendo actualmente, porque creo que me entenderán mejor si conocen las circunstancias que me rodean. Así que aquí va, espero la disfruten:
La artesana y el químico estaban muy felices de tener ahora un niño y una niña. Todos en la familia compartían su dicha. Especialmente la Abuelita a quien le gustaba sentarse a jugar con el pequeño Memo en el suelo mientras todos los miraban divertidos. ¡Los dos estaban tan llenos de energía!. Un día la mamá de la artesana tuvo que viajar y entonces ellos se fueron a quedar a casa de los abuelos para estar al pendiente de ellos. Pasaron un día maravilloso lleno de risas. Al día siguiente sin embargo la abuelita no se levantaba; cuando la artesana fue a verla descubrió que no podía hablar y su rostro se veía extraño. De inmediato llamaron a una ambulancia y en el hospital les anunciaron que había sufrido una apoplejía y todo el lado derecho de su cuerpo estaba paralizado. Tras varios días fue dada de alta y tan solo unos días después empezó su rehabilitación. Estaba decidida a volver a caminar. Pero para lograrlo era necesario llevarla al Centro de Rehabilitación Física. La única que podía hacerlo era la artesana quien tuvo que dejar a sus niños al cuidado de una joven para atender a su abuelita. Como la abuelita veía los malabares que tenía que hacer le echó muchas ganas y sin que nadie la estuviera presionando se propuso caminar lo antes posible. Y lo logró.
Pronto ya andaba por todas partes de la casa, su brazo aún no estaba al 100 % pero eso no la detenía. Sin embargo no pudo volver a hablar correctamente. Su voz era clara y articulaba muy bien cada palabra en lo individual, pero según nos explicaron los doctores su cerebro no controlaba bien lo que su boca expresaba así que si bien ella tenía claro en su mente lo que quería decir su cuerpo le hacía jugarretas. Por ejemplo si quería decir "Quiero una taza de té" podía ser que lo que oyéramos fuera "Quiero una taza de aceite". Pero la artesana se las ideó para saber exactamente que era lo que ella quería.
Por ese tiempo se hizo muy difícil para la artesana combinar el cuidado del niño y la bebé con el de su abuelita y la tienda. Así que tras mucho pensar entre todos llegaron a la conclusión de que sería buena idea si se dividía la mercancía de papelería y mercería a la mitad para instalar una "sucursal" en su propia casa. ¿Pero dónde? Ah, pues el químico y su papá tenían un plan: El suegro de la artesana acababa de cambiar el piso de madera de las recámaras por mosaicos y donó la madera para hacer las paredes de la tiendita y láminas para el techo. Ahora ya podía quedarse en casa lo que era de vital importancia pues Memo pronto iría al Jardín de Niños. La tienda se abriría en un horario que le permitiera atender a sus niños y esposo y podría hacer las labores de la casa entre cliente y cliente. Perfecto. Bueno, así hubiera sido de no ser porque los clientes pensaban exactamente lo mismo: "¡Que bien! está en su casa, así que puede abrir a cualquier hora".Y cuando al fin cerraba y ya con la casa completamente a oscuras, a las 10 o más de la noche empezaban los gritos "¡Señoraaaaa! ¿Me puede vender una biografía de Benito Juárez?" Y esa fue una situación que se repetía día tras día. Los vecinos jamás respetaron el horario. Además como la artesana se llevaba muy bien con sus vecinas y era muy fácil conmoverla no se pudo negar a las solicitudes de crédito de sus vecinas y tristemente no todas fueron cumplidas. Finalmente un incidente vivido en la tienda la ayudó a darse cuenta de que al no tener vecinos ni al lado ni al frente, nadie a quien pedir auxilio era muy expuesto tener un negocio en las orillas de la ciudad sin nadie que la ayudara en caso de una emergencia. No pudo abrir la tienda en varios días y considerando todo lo que había pasado decidió regresar todo a la "matriz".
Fue entonces que leyendo los anuncios clasificados en el periódico (no buscaba nada en especial simplemente le gusta leerlos) se encontró con que una empresa de venta de cosméticos por catálogo solicitaba una coordinadora. Pedían que fuera alguien a quien le gustaran las ventas y el trato con la gente ¡Era para ella! Fue a la entrevista y sólo unos días después la contrataron. Su trabajo consistía en celebrar una reunión cada 15 días en donde les presentaría a sus vendedoras los nuevos productos de la empresa, tips de ventas, etc. y recogería sus pedidos. Entonces una semana más tarde recibía las cajas de productos en su casa (el local que era antes la tiendita se convirtió en almacén y oficina) y los tenía que repartir a domicilio y cobrar lo del pedido anterior. La paga era buena y entre las vendedoras que heredó de su predecesora y las que ella contrató tenía unas 50 señoras a quienes atender. Ellas estaban muy contentas pues por vez primera recibieron los premios que les prometían y por primera vez obtuvieron estímulos tales como un viaje ya que la artesana no les robaba sus premios y sí las ayudaba para que incrementaran sus ventas. La apreciaban mucho y contaba con la amistad de su jefa y sus compañeras coordinadoras. Pero no era un trabajo libre de presiones: a veces las señoras se gastaban el dinero y cuando iba a cobrarles pues sencillamente no pagaban. Además el territorio que le tocó abarcaba las faldas de la sierra: un terreno irregular y peligroso. Y fuera que hiciera buen clima o no tenía que salir a dejar la mercancía. Memo ya iba al Kinder pero solo de 9 a 12 así que la gerente le sugirió que buscara una guardería. Visitó muchas y en algunas ni siquiera le permitían ver las instalaciones. Las que sí estaban cómodas y agradables cobraban una cuota que casi equivalía a lo que estaba ganando, así que hacía malabares para hacer el recorrido más pesado en lo que Memo estaba en el kinder en donde recibieron a la niña de oyente. Luego corría a preparar la comida y alimentar a los abuelitos y una vez que salía su esposo le dejaba a los chicos para seguir con el reparto. Esa odisea se repetía por unos 4 días cada dos semanas. Aún así estaba contenta con su trabajo y con su salario que se calculaba en base a lo que vendía su equipo. Pero aunque era suficiente para ella no lo era para su gerente, quien le hizo ver que a esa paso nunca iba a acompañar a las otras coordinadoras a los viajes con que las premiaban a Las Vegas, París o Sao Paolo. Tampoco podría recibir un auto de premio. Aunque la artesana le hizo ver que por ahora era lo que podía hacer y que con ello era feliz, la gerente empezó a presionarla para que cerrara más contratos pues comparadas con las 150 vendedoras con que contaban sus compañeras sus 50 no eran nada. Pero no podía dar más, no sin sacrificar a sus niños y a sus abuelos por lo que no sin tristeza optó por renunciar tras unos 6 meses. Las satisfacciones que le dio ese trabajo las obtuvo todavía dos años más en que recibió reparto de utilidades. Sus compañeras coordinadoras quisieron convencerla de que no se fuera diciéndole que pensara en el nivel de vida que les podía dar a sus hijos. Pero recordando como en una reunión con la gerente una de ellas dijo que desde la mañana había dejado a su hijo enfermo con la sirvienta y que no había podido ni hablarle para ver como seguía - y ya era de noche- supo que esa clase de "nivel de vida" (lujos y viajes pero poco tiempo con la familia) no era el que querría para sus hijos y no dudó en que esa era la mejor decisión. Si hubiera tenido ese empleo en otro tiempo quizás lo hubiera gozado mucho porque combinada dos de sus pasiones que eras las ventas y la creatividad para crear estrategias de ventas basadas en las relaciones humanas.
Otra vez se encontraba ante el dilema de que hacer para obtener un ingreso extra sin descuidar a la familia, pues lo que entraba en la tiendita atendida por el tío abuelo apenas bastaba para los gustos de los abuelitos y para satisfacer el deseo del tío abuelo de que estuviera bien surtidita y si bien su esposo tenía un empleo este era por contratos de 6 meses. Pero ahora su madre le tenía una oferta que definitivamente cambiaría su vida.....
Continuará.
Nota: No he logrado llegar con mi relato hasta el día de hoy por lo que me veré obligada a escribir una cuarta parte de la historia, espero que entonces si pueda compartirles todas mis peripecias hasta llegar aquí.
Cariñitos
Mary Tere
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